viernes, 27 de abril de 2018

Las bodas de diamante ♪♫•*¨*•.¸¸♥ ¸¸.•



Ella venía de Cambados, una ciudad gallega, para trabajar en Euskadi, y él vivía en un pueblo de la costa Cantábrica llamado Lekeitio.

Allí se conocieron y fue amor a primera vista.

El se fijó en unas hermosas piernas y ella se fijó en el dulce semblante de alguien que pensó que era un seminarista...menos mal que su primera cita fue ir al cine y ella observó que tenía rozaduras en las manos (es un trabajador, pensó con alivio)

Desde el principio su relación estuvo marcada por la oposición de la familia, pero poco a poco ella se fue ganando a todos con su simpatía y su bondad, demostrando que era una mujer responsable y trabajadora.

Tras un noviazgo breve pero intenso decidieron darse el "SÍ QUIERO", no sin antes comprobar que estaban hechos el uno para el otro.

Fue una boda sencilla a la que acudieron los familiares del novio porque, por desgracia, la familia de la novia vivía lejos y en aquella época era difícil (casi imposible) viajar.

El destino hizo que se fueran a otro pueblo a trabajar, como tanta gente en aquellos tiempos, y allí nació la primera hija, Celi...en menos de un año nació la segunda, Karmele (se nota que no había televisor, jejeje)...y dos años más tarde y para sorpresa de todos nació la pequeña y más gamberra, Gurutze (osea yo).

Cada vez que podían se iban al pueblo donde se enamoraron y allí disfrutaban de la familia, de la playa ,donde nos juntábamos todos los primos y compartíamos juegos, risas, peleas y mucho cariño.
Disfrutaban de los paseos por el puerto, las conversaciones con amigos...disfrutaban de una vida en común.

En esa vida familiar que ellos crearon hubo de todo, como en cualquier casa...momentos buenos y momentos no tan buenos, preocupaciones, discusiones, ¿qué sería de la vida sin discusiones? ¿como haríamos las paces después?

Alguien me dijo una vez que "la perfección no existe"(...ni falta que hace), "lo perfecto es lo acabado". En la imperfección está lo que nos diferencia del resto de los humanos...está la alegría, la pena, la felicidad, el reencuentro, la reconciliación, LA VIDA...
¿Qué sería de la vida sin un llanto, sin una risa, sin una preocupación, sin el miedo a perderse y volver a encontrarse...?

La vida fue fluyendo y sus hijas fueron creciendo, y encontraron a sus parejas en el mismo lugar donde se enamoraron sus padres.
Cada una fue viviendo su vida, una vida que les llevó lejos de aquel pueblo pesquero con olor a salitre y a mar...aunque todos los años hacían por verse y abrazarse.

Después llegó Argi y su amor incondicional...llegaron los nietos, la jubilación, los viajes a Benidorm (los bailes en el Manila), las visitas de la familia, las risas, los llantos de los pequeños, la varicela contagiada de unos primos a otros, y tantas cosas, y tantos recuerdos y tanto cariño y tantas Navidades y tantas Nocheviejas (con sus correspondientes payasadas) , y veranos de sol y lluvias...viajes a Ferrol, viajes a Madrid, después a Huelva (pero siempre unidos)...y tantos abrazos y tantos besos, también llantos...y tanta VIDA.

Han pasado muchas cosas en estos 60 años de convivencia, cosas hermosas, cosas tristes, pero sobre todo han pasado la vida juntos y nosotras hemos aprendido de ellos a convivir con nuestras parejas, a disfrutar de la vida, a disfrutar de los hijos, a disfrutar de nuestros sobrinos, de nuestros cuñados...a disfrutar de nuestros padres, a querernos, amarnos, respetarnos y valorarnos como personas y como FAMILIA.

GRACIAS AMÁ Y AITXÁ POR SER AUTÉNTICOS Y POR ENSEÑARNOS A VIVIR Y A DISFRUTAR DE LAS PEQUEÑAS COSAS


OS QUEREMOS....SIEMPRE  ♥ 
















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